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Energías renovables en áreas urbanas y periurbanas: vehículo para la inclusión social y la soberanía energética ciudadana

Energías renovables en áreas urbanas y periurbanas: vehículo para la inclusión social y la soberanía energética ciudadana

En este trabajo abordamos algunas particularidades de la energía solar fotovoltaica en conglomerados urbanos, desde sus aspectos técnicos, legales y las ventajas que generan desde el punto de vista social. Introducimos la situación actual de la generación distribuida local en áreas urbanas y periurbanas y su potencial integración arquitectónica. Mostramos como caso testigo la urbanización del barrio Mujica, primera experiencia local de GD enmarcada en un proyecto comunitario. Proponemos a su vez la producción local de los componentes que aporten al desarrollo tecnológico del país. En la última sección del artículo enmarcamos estos conceptos con el objetivo de aportar a la transición energética nacional como una oportunidad, no solo de lograr ciudades más eficientes y limpias sino también mayor soberanía energética nacional y un acceso a la energía con justicia social.

Argentina en el contexto mundia

La situación económica, política y social del mundo en el 2021 se encuentra atravesada por la pandemia causada por el virus SARS-CoVID-19. El mundo está parado en un punto de inflexión que obliga una vez más a reflexionar acerca de ciertos aspectos del funcionamiento de la actual economía de producción, que continúa generando cambio climático y diezmando los recursos naturales planetarios. En ese contexto, Argentina -con el 42 % de sus habitantes por debajo de la línea de pobreza y un alto porcentaje de desocupación y de trabajo informal- no debe perder esta oportunidad para gestar un nuevo ordenamiento económico que garantice su desarrollo a la vez sostenible y con justicia social. Las energías renovables -y sobre todo aquellas asociadas al paradigma de la generación distribuida- colaboran a mitigar los efectos del calentamiento global, generando a su vez empleo en las comunidades de escasos recursos y democratizando el acceso a la energía para los sectores sociales más necesitados. La generación de conciencia acerca de los derechos energéticos, así como una apropiación de la tecnología por parte de las comunidades constituye un paso imprescindible hacia la soberanía energética ciudadana.

Situación energética en Argentina

La participación de las energías renovables en Argentina continúa en aumento acelerado en los últimos años. De acuerdo con el informe anual 2020 de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) el crecimiento de las energías renovables hizo aumentar su participación en el cubrimiento de la demanda, alcanzando en promedio el 10% de la demanda y en algunos meses superó el 12% llegando a un pico histórico. Aquello es casi diez veces más de lo registrado en 2011. El mayor crecimiento se experimentó con un salto de 4 puntos porcentuales en el año 2019. Para el primer trimestre del año 2021 el porcentaje se estabilizó alrededor de un 12%. A pesar de estas cifras de crecimiento que pudieran resultar auspiciosas, el porcentaje total de renovables en nuestra matriz de energía eléctrica es aún muy bajo. Actualmente el porcentaje de potencia instalada de renovables en el país es del 10%, en comparación con las metas planteadas de alcanzar un 16% para el 2021 parecería que todavía faltan más esfuerzos para cumplir con nuestros propios compromisos. Los números presentados se reducen aún más si nos referimos a la energía primaria consumida en nuestro país: La electricidad -aun incluyendo la utilizada en transporte, calefacción y refrigeración- representa alrededor de un 20% del total de la energía total consumida. El porcentaje aportado por las renovables respecto de la energía total es por consiguiente mucho menor.

Comparando no solo con países desarrollados o centrales, sino también con nuestros vecinos más cercanos, encontramos que Uruguay alcanza el récord en la región, con un 87% de su energía eléctrica producida mediante renovables, y en Chile, a pesar de su intensa explotación del carbón, el mismo índice llega a un 25%.

Existe hoy gran expectativa local respecto de futuras políticas energéticas. Las renovables ya no necesitan incentivos económicos para resultar competitivas, pero sí requieren políticas de gobierno a largo plazo que garanticen mercados previsibles. Resulta imprescindible desarrollar la transición hacia un mayor uso de las fuentes renovables, no solo de grandes centros de generación en alta tensión, como los parques eólicos y centrales fotovoltaicas que se han puesto en marcha, sino como pequeñas fuentes de generación que colaboren con su inyección -en el mismo sitio donde la electricidad se consume- contribuyendo a la eficiencia, a la sustentabilidad del sistema, a la conciencia ciudadana y al acceso universal a la energía.

Energía solar FV en áreas urbanas y periurbanas

Entre las tecnologías de generación mediante fuentes renovables, la Energía Solar Fotovoltaica (FV) se destaca a nivel global por su versatilidad, ya que puede constituir una oferta de energía tanto a pequeña como a gran escala, para ámbitos rurales como urbanos, por su facilidad de aplicación, y por la abundancia y uniformidad del recurso solar, entre otras ventajas.

Figura 1: Potencial eléctrico fotovoltaico en Argentina (1999-2018). Fuente: Energy Sector Management Assistance Program (ESMAP)

Como puede verse en la tabla siguiente y en el mapa de la Fig. 1, no existe gran diferencia de potencial de generación solar entre las latitudes más extremas de nuestro país. Tomando una instalación en Santiago del Estero como referencia, una Instalación idéntica ubicada en Ushuaia solo generaría un 26% menos.

Tabla 1: Comparación de potencial de generación solar en tres puntos de la Argentina ubicados en latitudes extremas. Se toma como parámetro Santiago del Estero. Fuente: datos propios.

A diferencia del viento o los recursos hidroeléctricos, el sol (con un buen potencial eléctrico fotovoltaico), está presente en todos los grandes centros urbanos de nuestro país. Las instalaciones urbanas- ya sean estos grandes centrales de potencia, o bien en instalaciones de baja potencia ubicados sobre nuestras cubiertas, fachadas o incluso sobre nuestros muros medianeros asoleados- carecen generalmente de baterías, están conectados a la red eléctrica de distribución y pueden consumir parte de la energía generada y también pueden inyectar a la misma parte o la totalidad de esta energía.

Esta modalidad se llama Generación Distribuida (GD). Se considera GD a toda fuente o generación de energía que se produzca cerca del consumo, ya sea ésta de baja o alta tensión, y producida tanto por el usuario consumidor como por un productor o por un distribuidor mayorista.

El mercado FV de GD en la Argentina tiene un enorme potencial aún no desarrollado. Entre las ventajas que conlleva tal desarrollo, cabe señalar entre otras: Un mayor rendimiento -ya que la electricidad se produce en el mismo lugar donde se consume-, se reducen las pérdidas por transporte, la reducción del mantenimiento y de la infraestructura de tendido y distribución, lo que implica la reducción de los costos de las redes de distribución y transporte, su descongestión y también una mejora de calidad del servicio eléctrico, sobre todo en épocas de mayor demanda. Debemos mencionar que una alta penetración de energías renovables en zonas urbanas y suburbanas ayudaría a regular la tensión y evitaría sus caídas en las llamadas puntas de línea.

El futuro de la producción y el consumo de la energía plantea un nuevo paradigma: Acumulación energética, redes inteligentes de gestión y administración, diversificación de la matriz energética y generación distribuida mediante energías renovables.

No debemos olvidar que a nivel global las ciudades son responsables del 65 % de la demanda energética (IRENA, 2018). Nuestro país tiene el 90 % de su población viviendo en zonas urbanas y la mayor parte de su consumo eléctrico concentrado en los centros urbanos, sumado a que éstos representan una gran extensión territorial (1) , donde actualmente en épocas de mayor consumo suele recurrirse a equipos generadores contaminantes, ruidosos y poco económicos para subsanar problemas de distribución.

El área metropolitana de Buenos Aires -AMBA- concentra aproximadamente 39% de la demanda eléctrica total. Por lo tanto, la aplicación masiva de GD con FV en áreas urbanas constituiría una estrategia de gran impacto en lo que se refiere a la reducción de gases de efecto invernadero y su implicancia en el ambiente, la salud de sus habitantes y también la posibilidad de ejercer una soberanía energética ciudadana.

Figura 2: Precios por Wp pagados en el marco del programa RENOVAR para diferentes tecnologías renovables.

Con políticas de fomento y subsidios apropiados, la GD de la energía solar FV se establece como alternativa tecnológica confiable y económicamente competitiva, no solo por sus beneficios ambientales y sociales sino también por sus costos comparados con otras tecnologías, tal como se muestra en la Figura 2. El esquema de GD implica una apropiación de la tecnología que favorece la emancipación energética, donde las y los ciudadanos se convierten en actores principales para ejercer sus derechos de acceso a la energía, generando la propia electricidad que alimentará a sus hogares. En especial este modelo podría resultar muy beneficioso en viviendas sociales donde parte de las necesidades energéticas básicas se verían satisfechas sin recurrir a subsidios energéticos o disminuyendo su proporción.

A tal fin, resulta fundamental implementar políticas de promoción estatal de este tipo de instalaciones. La formulación de un marco regulatorio técnico, comercial, económico, fiscal y administrativo eficiente es clave para optimizar el proceso de adopción tecnológica.

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