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Lineamientos alternativos para pensar y diseñar la continuidad de la forma urbana en ciudades heterogéneas. Caso de estudio: Ciudad de Córdoba, argentina

Este articulo aborda la necesidad de contar con instrumentos que permitan ordenar la forma urbana sin tapar sus características identitarias. Para esto necesitamos comprender nuestro paisaje urbano con sus rasgos asociados a lo diverso y heterogéneo.

Para alcanzar un orden relativo en la composición de este paisaje, vemos la posibilidad de continuidad en el tejido edilicio independientemente de lo heterogéneo.

1- Introducción

Este artículo aborda la necesidad de contar con instrumentos que nos permitan ordenar la forma urbana de nuestra ciudad sin tapar sus características identitarias. Para ello es necesario comprender que nuestro paisaje urbano presenta rasgos asociados a la diversidad y la heterogeneidad, no es homogéneo y tampoco tiene por obligación serlo.

Esta comprensión tiene como propósito el accionar creativamente sobre nuestra realidad respetando las características que la definen y al mismo tiempo identifican como parte de un ser urbano latinoamericano. Lo que consideramos necesario para alcanzar un orden relativo en la composición del paisaje urbano, es la búsqueda de la continuidad en el tejido edilicio independientemente de lo heterogéneo.

Parte insustituible del diseño urbano es el trabajo de investigación aplicada a lo proyectual, que implica la definición de escenarios, el entendimiento de variables, indicadores y sus relaciones para arribar a una estrategia de diseño general con posibilidad de aplicación particular fundamentada en lo existente.

Iniciamos con el análisis de un sector de estudio que está inscripto dentro de las 70 manzanas fundacionales de la ciudad de Córdoba, Argentina. Se trata de un sector paradigmático por sus características de ubicación dentro de la ciudad, su posibilidad de renovación y su identidad. Dentro de este sector elegimos cinco manzanas que son analizadas de manera detallada poniendo el foco en sus componentes edilicios. Esto nos permite la tipificación de casos orientados a la búsqueda de la continuidad en el tejido edilicio. Los consideramos oportunidades para la obtención de la continuidad en el paisaje.

Para alimentar la cultura del diseño, revisamos algunos mecanismos ordenadores de la forma urbana utilizados en otras ciudades que no tienen como objetivo homogeneizar, sino más bien, buscan continuidad en su tejido edilicio.

El posicionamiento sobre un entendimiento de una forma de ciudad basada en la relación entre lo deseado y lo posible (ligado a lo existente) nos permite nuevas maneras de reorganizarnos para accionar de manera creativa en un tejido diverso que necesita de la continuidad en su conformación sin perder la heterogeneidad que lo caracteriza.

Este artículo es el resultado de una investigación desarrollada por los autores en el marco del proyecto de investigación con subsidio de la Secretaria de Investigación de la Universidad Católica de Córdoba y radicado en la Catedra de Diseño Urbano 2 de la Facultad de Arquitectura de la misma Universidad.

2- La forma urbana: dinámica, heterogénea y discontinua.

… hay que entender que el paisaje y el territorio son una realidad en continua evolución, como la sociedad que los crea, y que aquello que debe preocuparnos no es tanto asegurar su inmutabilidad –basándonos en la protección–, sino evitar que, en el natural proceso de transformación, el territorio y el paisaje se vean despojados de sus valores patrimoniales, simbólicos, en definitiva, de su identidad. (GALINDO GONZALEZ & SABATE BEL, 2009)

La percepción de semejanza que muchas veces provoca la observación de las ciudades de fundación hispana no deriva solamente de la relativa uniformidad de su diseño geométrico y la regularidad de sus medidas en planta (traza) sino también de la diversidad e irregularidad presente en su alzado. (PARIS, 2018)

Numerosos autores hacen referencia a rasgos de la forma urbana de las ciudades de Latinoamérica: las palabras discontinua, inmiscible y caótica, son utilizadas para calificar su imagen. ¿Es caos, o se trata de una forma más de ciudad con características formales propias que las identifica?

Marina Waisman en su libro El interior de la historia – Historiografía Arquitectónica para uso de Latinoamericanos, (WAISMAN, 1993) habla de caos y desorden como característica de las ciudades latinoamericanas detectando la necesidad de “aspirar a un orden relativo en la composición de su paisaje”.

En el primer capítulo del libro Forma Urbana (NASELLI, 2006), el autor reconoce a la ciudad latinoamericana como caótica. Reconoce un paisaje dinámico y complejo cuya característica es la diversidad y los continuos cambios.

La prestigiosa historiadora Cristina Boixados (BOIXADÓS, 2000) aborda el tema de la heterogeneidad en la ciudad de Córdoba.

En la introducción del libro Paisajes inmiscibles (PERIES, 2009), el autor utiliza el término inmiscible para hablar de todo aquello que no se puede mezclar refiriéndose al paisaje de las ciudades latinoamericanas. La heterogeneidad, el fragmento y el quiebre son tomados por este autor como características de las ciudades latinoamericanas.

Como podemos observar en estos antecedentes, lo heterogéneo, la diversidad, el caos, el quiebre y el fragmento son utilizados para caracterizar a la ciudad latinoamericana actual. Otro aspecto reconocido es la constante transformación.

Estas características, asimilables como rasgos de identidad no son tenidas en cuenta por quienes trabajan, desde los organismos oficiales, en el diseño y regulación de las ordenanzas.

¿Es posible lograr continuidad en los componentes edilicios del paisaje urbano de nuestra ciudad sin perder la heterogeneidad y el dinamismo? ¿Es posible construir una estructura articulada donde se vinculen elementos de diferentes características?

Existe una primera asociación entre lo que se denomina orden y lo homogéneo, pero sabemos también que lo homogéneo no es la única forma de alcanzar el “orden relativo” al que hace mención Marina Waisman en párrafos anteriores. Al respecto, Joaquín Español en su libro El orden frágil de la arquitectura (ESPAÑOL, 1999) trata el tema de la homogeneización como el nivel más bajo posible y menos fructífero del orden: “La homogeneidad total sería un caso límite de orden identificable con el estado amorfo, el polo opuesto de una estructura articulada. Desde la termodinámica, la amorfia es un estado de desorden, el estado final de un proceso entrópico. Pero desde el punto de vista de la psicología de la percepción, la homogeneidad amorfa garantiza la unidad y, por extrapolación, el orden, si bien, como manifiesta R. Arnheim, ‘es el nivel más bajo posible y menos fructífero del orden’. (…)”

Colegas investigadores de nuestro medio reconocen la posibilidad de trabajar la forma urbana desde criterios de diversidad:“Es fundamental considerar como punto de partida de una eventual nueva norma, los conceptos de palimpsesto, de preexistencia y de complejidad, para no reproducir errores del pasado y para ser coherentes con la identidad y la historia del sector.” (STEVENAZZI Juan, TABERNA, CASTIGLIA, & GONZALEZ, 1998)

Esta nueva imagen derivada de la superposición de distintas ideas de arquitectura que van armando la ciudad a lo largo del tiempo se nos presenta como un desafío en la búsqueda de recomposición de la forma urbana de la ciudad de hoy.

Imagen 01 Tejido edilicio de la Ciudad de Córdoba, Argentina, 2017. Fuente:

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