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Una mirada ambiental sobre la inclusión. El caso del PROMEBA en Villa Tranquila, Avellaneda

El Promeba y la inclusión social desde una perspectiva ambiental

El Programa Mejoramiento de Barrios surge a fines de la década del ´90, en un contexto neo-liberalista de búsqueda de alivio a la pobreza a partir de la diversificación de estrategias para optimizar los recursos aplicados en políticas habitacionales.

Tiene como objetivo general, contribuir a mejorar la calidad de vida de la población, promoviendo la capacidad de organización y gestión de las comunidades para mejorar su hábitat.

Actúa en la escala barrial, sobre poblaciones con necesidades básicas insatisfechas (NBI) y/o que se ubiquen bajo la línea de pobreza, con deficiencias severas de infraestructuras. Es financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y posee 4 principales componentes de intervención: la legalización de la tenencia de la tierra; la provisión de infraestructura, equipamiento y saneamiento ambiental; el incremento del capital social y humano y el fortalecimiento de la capacidad de gestión.

El Promeba incorpora desde sus objetivos la cuestión ambiental, ya que tiene como propósito “mejorar de modo sustentable el hábitat de los hogares residentes en villas y asentamientos irregulares” (1). En 2 de sus 4 componentes hace referencia explícita al tema. Por una parte, el componente 2, denominado Provisión de Infraestructura, Equipamiento y Saneamiento Ambiental, financia entre sus intervenciones la construcción de obras de mitigación ambiental en el espacio público y privado; la construcción de sistemas y nexos de infraestructura: agua potable, desagües de alcantarillado, energía eléctrica y gas; vialidad interna, incluyendo red peatonal; alumbrado público; la construcción o mejoramiento de equipamiento urbano, comunitario y social; la construcción de parques y desarrollo de espacios verdes y recreativos; e intervenciones intra lote; todas ellas relacionadas a la mejora del ambiente desde el medio físico. Por otra parte, el componente 3, que se denomina Incremento del Capital Social y Humano, incluye la provisión de acompañamiento social, ambiental, urbanístico y legal a los vecinos de los barrios; la capacitación, seguimiento y asistencia técnica para el mejoramiento y mantenimiento en temas de habitabilidad, barrio y medio ambiente; la realización de actividades de prevención de la salud, violencia familiar y adicciones; y el ordenamiento y manejo de residuos sólidos para clasificadores. Este último componente aborda la cuestión ambiental desde los habitantes.

El abordaje de las problemáticas ambientales en Villa Tranquila por parte del Municipio comenzó en el 2004 con la elaboración del Plan Estratégico de Avellaneda. Incluía un Plan Integral para las intervenciones en Villa Tranquila donde se preveía el traslado de la fábrica Unilever, que se trataba de un gran foco de contaminación del barrio. A partir de esto, se realizó una articulación compleja entre programas de vivienda nueva, mejoramientos y otros programas sociales, donde el Promeba era uno de sus eslabones en el territorio.

Los satisfactores desarrollados por el Promeba en el barrio fueron concentrados en el espacio público, se realizaron tendidos de redes de servicios públicos, como agua, cloaca, gas, electricidad, alumbrado, red vial y peatonal (Figura 3), y desagües pluviales. También se ejecutó el entubamiento del Arroyo Maciel (Figura 4) y se realizó una estación de bombeo en desembocadura del arroyo. En el espacio comunitario se mejoraron y ampliaron edificios existentes y se construyó un SUM. Se parquizaron nuevos espacios verdes obtenidos a partir de la relocalización de algunas familias, se colocó equipamiento urbano, y se generó un espacio deportivo (Figura 5).

Figura 3. Red vehicular y peatonal. Fuente: Lic. María Teresa Heras.

Figura 4. Entubamiento Arroyo Maciel. Fuente: Lic. María Teresa Heras.

Figura 5. Espacio deportivo. Fuente: Lic. María Teresa Heras

La implementación del Promeba y su enfoque ambiental

El ciclo de proyecto e implementación del Promeba está conformado por distintas etapas donde se desarrollan estrategias y procesos de acción que generan aportes específicos para dar respuesta a los problemas ambientales. Se pueden distinguir 6 fases:

1- Elegibilidad de las inversiones.
2- Viabilidad ambiental.
3- Formulación.
4- Intervención ambiental.
5- Actividades ambientales.
6– Evaluación.

En primer lugar, el programa detalla los criterios de elegibilidad de las inversiones, es decir, los temas a tener en cuenta para la selección del lugar donde se van a invertir los recursos financiados por el préstamo del BID. En esta fase, se enumeran los sectores y gastos elegibles en cada componente, se establecen criterios de priorización y criterios de elegibilidad para los proyectos. La mayoría de los gastos elegibles son destinados a ejecución de infraestructuras, equipamiento, espacios verdes y obras de mitigación ambiental. Asimismo, se destaca la inversión en actividades de campo orientadas al acompañamiento ambiental, la prevención de la salud y el ordenamiento de residuos sólidos. Los criterios de priorización de los proyectos son establecidos a partir de un sistema de puntos, donde la mitad, aproximadamente, están relacionados a problemáticas ambientales. Los criterios de elegibilidad presentan un conjunto de razones ambientales al momento de elegir un proyecto, entre las cuales, se busca que el mismo no se encuentre en áreas críticas de riesgo ambiental para los habitantes, y que procure revertir las condiciones de vulnerabilidad ambiental existentes y los impactos generados por sus propias intervenciones.

En segundo lugar, la implementación del programa requiere de un dictamen de viabilidad ambiental, entre otros, elaborado por los subejecutores para ser presentado ante la Unidad Coordinadora Nacional. En el mismo, se identifican tempranamente las complejidades del proyecto, las restricciones ambientales y la factibilidad de su resolución en relación a los tiempos del programa. Asimismo, el dictamen de viabilidad ambiental va acompañado de una ficha ambiental del proyecto, un mapeo de riesgos ambientales y un certificado de no inundabilidad del barrio a intervenir.

En tercer lugar, se realiza la formulación del proyecto. Esta etapa se compone de cuatro documentos: la elaboración de un Diagnóstico Integral, donde se trabajan en detalle los riesgos ambientales; la Identificación de Impactos Ambientales potenciales del proyecto, a través de listas de comprobación; un Plan de Manejo Ambiental, donde se describen las obras y actividades a realizar, su adecuación a la normativa y los requisitos de las obras para incluir en los pliegos; y por último, la Programación Integral, relacionando los distintos componentes, sus productos, actividades y resultados a los largo del tiempo.

En cuarto lugar, se desarrolla la intervención ambiental relacionada a la provisión de infraestructura, equipamiento y saneamiento ambiental. Dicho proceso se organiza a partir de cuatro ejes temáticos: El eje de Salud Ambiental se propone como objetivo acercar a la población los servicios y programas de salud disponibles, incrementando la conciencia en relación a sus derechos y promoviendo conductas saludables. En este sentido, se organizan actividades de prevención de la salud, higiene y nutrición, y se desarrollan medidas de prevención para evitar la contaminación de los recursos naturales: suelo, agua y aire. El eje relacionado a los Riesgos Ambientales pone el foco en aquellas condiciones del ambiente que pueden afectar la salud de las personas o su integridad física. Se clasifican los riesgos en naturales, sanitarios o tecnológicos según su causa de origen. El eje correspondiente al Uso y Mantenimiento de las obras, aporta al buen uso y al cuidado para evitar el derroche de los recursos, a partir de la generación de la apropiación colectiva por parte de los habitantes del barrio. El último eje trabaja en temas relacionados a la Seguridad de los vecinos en el momento de ejecución de las obras.

La quinta fase corresponde a las actividades ambientales que realiza el programa relacionadas al incremento del capital social y humano. Entre ellas, se realizan actividades de capacitación en talleres, campañas y prácticas demostrativas relativas a diversos problemas ambientales, y actividades de asistencia técnica y articulación con organismos públicos.

La sexta y última etapa, es la evaluación de todo lo realizado anteriormente y la verificación o no del cumplimiento de los objetivos propuestos. Esta tarea se realiza a partir de una matriz de resultados donde se analizan las líneas de base y metas finales del proyecto formuladas previamente.

Algunas reflexiones

El presente artículo es parte de un trabajo que aún se encuentra en proceso, sin embargo, es importante realizar algunas aproximaciones reflexivas de lo estudiado hasta el momento.

En este sentido y para finalizar, podemos decir que las políticas de mejoramiento del hábitat resultan superadoras de la política urbana tradicional “viviendista” y que son el instrumento adecuado para la acción en los barrios debido a su enfoque integral. El Promeba incorpora una mirada ambiental de las políticas urbanas desde sus objetivos y en todas las etapas de su implementación. De esta manera, las mejoras en infraestructura, equipamiento y saneamiento ambiental llevadas adelante por el programa en el caso de estudio son consideradas intervenciones que brindaron respuestas significativas a la problemática del hábitat en el ámbito local y que significan un acercamiento a la inclusión social de los habitantes de Villa Tranquila. Son muchas las personas que viven en el barrio y han observado y percibido una notoria mejora en su vida diaria sobre todo en lo relacionado al acceso al agua potable, sendas peatonales y vehiculares, recolección de residuos y nuevos espacios verdes.

No obstante, es importante resaltar que se trata de una política pública urbana que aún se encuentra lejos de brindar un cambio sustantivo respecto de la calidad ambiental de los barrios, dadas las desigualdades sociales y las desventajas ambientales que persiste en las poblaciones a escala local. En el caso analizado, por un lado, nos encontramos con que el barrio se sigue inundando y los cortes de electricidad persisten, pese a la envergadura de las distintas obras realizadas. Por otro lado, no son pocos los habitantes de Villa Tranquila que nacieron en el lugar y dicha situación, en relación a las mejoras percibidas, hace que transmitan su conformidad con el estado actual del barrio pese a que sus condiciones actuales aún están lejos de ser consideradas dignas. En parte, la imposibilidad del Promeba de realizar cambios sustantivos en relación a la problemática ambiental del caso analizado proviene de los propios límites del enfoque que lo sustenta, donde se abordan más las consecuencias que las causas, y de las desigualdades sociales y ambientales que preexisten en Villa Tranquila.

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