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Los sistemas tecnológicos sociales como herramienta para orientar procesos inclusivos de innovación y desarrollo en América Latina

Problemas multidimensionales, soluciones sistémicas

A partir del Programa Litoral, se establecieron vínculos entre las instituciones de Ciencia y Tecnología a nivel nacional, el CEVE y diversos actores locales como el gobierno municipal, la escuela técnica y los productores forestales. En el año 2006, a partir de los aprendizajes y vínculos previos con la Municipalidad de Villa Paranacito, el grupo técnico del CEVE comenzó a desarrollar un nuevo proyecto de investigación, diseño e implementación en el campo del hábitat llamado Circuito Productivo Interactoral (CPI). La idea era retomar los aprendizajes adquiridos durante el Proyecto Litoral y diseñar una nueva estrategia de intervención que profundizara la dinámica de construcción participativa de viviendas y capacidades, atendiendo a ciertas características específicas de la región.

En el proyecto de 2006 no fue posible involucrar al Ministerio de Desarrollo Social, involucrado especialmente por la condición de emergencia a finales de la década de 1990. Sin embargo, el resto de los actores re-significaron la construcción de viviendas sociales e impulsaron el proyecto, esta vez promoviendo la articulación entre las necesidades habitacionales y las tecno-productivas locales.

Para el diseño del proyecto CPI se establecieron una serie de criterios específicos. En primer lugar, la región del Litoral, debido a problemas de transporte y recursos locales, no favorece la construcción a partir de métodos y materiales tradicionales de construcción. En segundo lugar, la zona está dedicada a la explotación del álamo, cuya madera se utiliza para la elaboración de pasta celulosa, cajones de fruta y ataúdes funerarios, actividades que incorporan poco valor a la producción. Finalmente, aunque las construcciones de mampostería son predominantes en el casco del pueblo, persiste también una larga tradición de construcción de viviendas en madera, que varios actores locales intentaban revalorizar.

El CEVE y la Municipalidad de Villa Paranacito empezaron a construir una estrategia que vinculara de manera más directa la producción integral del hábitat. El proceso inició a partir de tres preguntas: ¿Qué metodologías de trabajo permiten incorporar una mayor cantidad de actores al proceso de diseño y producción del hábitat?; ¿Cómo incorporar recursos locales a las tecnologías seleccionadas? y ¿Cómo construir abordajes sistémicos que provean viviendas sociales pero también capaciten a los actores e impulsen circuitos productivos locales? (Fenoglio, Fressoli y Picabea, 2011). Las respuestas a estos interrogantes permitieron desarrollar una estrategia de intervención inter-institucional y sistémica. Para ello fue necesario procurar una mayor articulación entre el proceso de diseño y construcción de viviendas, la generación de capacidades locales y el aprovechamiento de los recursos naturales y la infraestructura existente en la localidad.

Si bien en el Programa Litoral se  había utilizado la madera de pino, recurso local de la región amplia afectada por la inundación de 1998, este no era propio de Villa Paranacito, zona especializada en la producción de madera álamo. De esta forma a partir de un segundo financiamiento del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, el CEVE conformó un equipo interdisciplinario que realizó una investigación complementaria sobre la madera de álamo, para determinar su adecuación para la construcción de viviendas. El estudio implicó diversos ensayos en prototipos con madera de álamo para analizar su comportamiento estructural.

El objetivo central del proyecto orientado al análisis y adecuación del álamo era contribuir en la dinámica económica de la región, revalorizando especies forestales un tanto descalificadas para la construcción de viviendas. A su vez, la producción de los cerramientos, paneles, ventanas y puertas para las viviendas estuvo a cargo de dos carpinterías locales, lo que implicó la generación de empleo transitorio para los trabajadores locales por nueve meses.

Uno de las acciones estratégicas del nuevo proyecto fue la ausencia de un diseño o prototipo tecnológico pre-definido. A pesar que el CEVE disponía de una gran cantidad de tecnologías de construcción (algunas de ellas orientadas por el uso de madera como UMAdera, utilizada en el Proyecto Litoral), en esta experiencia se privilegió la articulación de los elementos y materiales disponibles a partir de la participación de actores y los recursos locales. La primera actividad abordada por el CEVE en ese sentido fue la realización diversos ensayos en prototipos con madera de álamo para analizar su comportamiento y resistencia estructural y se analizaron técnicas de tratamiento de la madera.

Foto 1: Aserradero local. Foto 2:  Escuela Técnica Municipal. Fuente: Proyecto PID 23121 – Vivienda de álamo.

Por otro lado el proyecto partió de un principio denominado “co-construcción”, que valorizaba la participación de los usuarios y los saberes locales como un aspecto central (Peyloubet y otros, 2012). El modelo de intervención bajo el principio de co-construcción promovió dos situaciones. Por un lado movilizó la creación de una comisión vecinal para el tratamiento de temas de interés comunitario y decisiones colectivas relacionadas al empleo de trabajadores, el equipamiento y la infraestructura (Picabea, Fressoli y Fenoglio, 2011). Por otro lado, la escuela técnica de la ciudad, presente en el proyecto anterior especialmente por la necesidad de contar con fuerza laboral capacitada frente a la emergencia, se redefinió como un actor estratégico. El conocimiento local incorporó nuevas variantes al diseño inicial, aportadas por los propios alumnos y maestros carpinteros de la escuela. Esta articulación de saberes del CEVE y la Escuela Técnica fue central para resolver un problema técnico en torno al diseño de las vigas de las viviendas (4). El resultado de este diseño fue un prototipo nuevo de casa partes que permitió el montaje de una vivienda nueva producida íntegramente en madera de álamo.

A diferencia del estilo de intervención implementado por el Estado en los programas nacionales, el CPI, no se concibió como un proceso lineal y predefinido sino como un proceso de negociación gradual en el cual se fueron estableciendo el material a utilizar (álamo), el tratamiento de la madera (largo de tablas y curación), el diseño de la vivienda (parte húmeda y parte seca), el proceso de construcción y la producción (talleres participativos). De esa forma se redefinió el uso del álamo y su potencial comer cial, lo que creó un circuito productivo local basado en la construcción de viviendas de madera. La utilización del álamo tuvo por objeto valorizar y diversificar su producción, a la vez que permitió generar un nuevo circuito de producción-manufactora-comercialización alrededor de este recurso local.

Foto 3: interior del comedor cocina. Foto 4: interior del dormitorio. Fuente: Proyecto PID 23121 – Vivienda de álamo.

El proyecto contempló la articulación con el municipio en la incorporación de los demás actores que iban a producir la madera (aserraderos y productores forestales), construir las partes (carpintería y herrería municipal) y finalmente habitar las viviendas (habitantes designados por el municipio).

En paralelo al diseño del prototipo, el equipo del CEVE comenzó a trabajar en la homologación de materiales y procesos de las nuevas tecnologías a los requisitos de las Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (SSDUV). A ese efecto, el CEVE desarrolló un conjunto de estudios tendientes a la aprobación del Certificado de Aptitud Técnica, CAT. La aprobación del certificado representaba nuevos desafíos para el proyecto, puesto que implicaba iniciar un complejo y largo proceso de diseño, adecuación y ajuste de la tecnología a los requerimientos de la SSDUV. Sin embargo, este aspecto era central en la nueva estrategia puesto que el CAT, requisito fundamental para acceder al financiamiento estatal, permitiría colocar, al menos como alternativa, a las viviendas construidas en madera dentro de los programas masivos impulsados desde el Estado (5).

Foto 5: Exterior. Fuente: Proyecto PID 23121 – Vivienda de álamo.

El proyecto CPI no implicaba una respuesta sistémica en un caso puntual, sino que se proponía, a partir de la normalización a nivel nacional del sistema constructivo, una ampliación de su alcance a partir de la re-aplicabilidad (siempre mediada de actividades de adecuación), del modelo en otros escenarios a nivel nacional (Fenoglio, Fressoli y Picabea, 2011). Si el primer proyecto estaba destinado a la construcción de emergencia de un conjunto de viviendas en Villa Paranacito, en el segundo proyecto el objetivo fue más allá del diseño de un modelo de construcción de viviendas de interés social.

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