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Mirar a traves de los objetos

Los más de 70 libros de Lefebvre, están plagados de elementos o sugerencias jurídicas para trabajar el derecho a la ciudad. El problema es que nosotros pensamos que el derecho a la ciudad de Henri Lefebvre, ha sido completamente vulgarizado, banalizado y vaciado de su contenido revolucionario porque se constriñe a Henri Lefebvre a dos renglones de un capítulo del libro Derecho a la Ciudad, pero el capitulo Derecho a la Ciudad del libro del mismo nombre, es el 10.6% de ese libro. Lo que quiero decir con esto es que en todo caso lo más rico de ese libro de Derecho a la Ciudad no es tomar un renglón que dice que el derecho a la ciudad no es un derecho natural ni contractual, sino que es el derecho a la centralidad, etc. Pero no una centralidad en términos geográficos, es decir la población que es expulsada del centro, que no tiene acceso al transporte, no tiene acceso a los servicios. Nada más lejos que un determinismo físico el derecho a la ciudad de Henri Lefebvre.

Henri Lefebvre llega en 1968 a acuñar la noción de derecho a la ciudad, pero la noción de “derecho a la ciudad”, está presente en el materialismo dialéctico de su obra ya desde 1939. Henri Lefebvre es muy claro y es muy explícito al decir: “No pueden tomar mi obra en forma fragmentada”. No se está refiriendo solamente a sus estudios sobre el marxismo, sobre la vida cotidiana y sobre lo urbano. Se está refiriendo a toda su obra. Porque una cosa muy importante también es que Henri Lefebvre dice «miren, lo peor que un investigador puede hacer es conceptualizar». Es empezar por los conceptos, porque los conceptos encierran, los conceptos constriñen, entonces donde usted pretenda definir algo, sonó, porque usted lo que tiene que hacer es, a través de nociones abiertas, ver cómo interactúan con la realidad que está investigando.

Creo que esa banalización del derecho a la ciudad en Henri Lefebvre soslaya no solamente aspectos epistemológicos sino su objetivo revolucionario. Henri Lefebvre, en toda su obra, tiene un objetivo revolucionario porque él lo primero que se plantea es reconstruir la programática de Marx. Por lo tanto, reconstruir la programática de Marx es un trabajo revolucionario.

Es decir para Lefebvre el derecho a la ciudad de 1968 es un punto de llegada siendo su punto de inicio en 1939. Y él acuña esta noción de derecho a la ciudad en 1968 porque ahí es donde, lo que estructura el libro Derecho a la Ciudad es este doble complejo y contradictorio de industrialización y urbanización y es donde él está viendo el problema de la transferencia de la renta rural para constituir pueblos o lo urbano, la destrucción de lo rural, pero fundamentalmente la destrucción del campesinado como sujeto revolucionario. Por lo tanto, la noción del derecho a la ciudad de Henri Lefebvre es ese punto de llegada donde empieza a visualizar la ciudad como un momento de la lucha de clases. Y esto, no tiene nada que ver con la centralidadgeográfica.

Lefebvre en toda su obra tiene presente la comuna de París, porque para él la comuna de París fue el momento de representación del espacio, no tanto como momento histórico sino como representación del espacio en lo cual lo urbano se constituyó en un momento revolucionario.

Figura 3. Fuente: i0.wp.com

Y él dice que no se puede fragmentar su obra ni en los temas que ha trabajado ni en la continuidad que ha tenido porque «un único fluido recorre el conjunto». Y dice «y eso no tiene nada que ver con las fragmentaciones que pululan por ahí». Esto último lo dice refiriéndose a esas citas, completamente descontextualizadas, de esa reconstrucción de la programática de Marx.

La carta mundial del derecho a la ciudad define a este “como el usufructo equitativo de las ciudades dentro de los principios de sustentabilidad, justicia social” es decir como “un derecho colectivo de los habitantes de las ciudades, de los grupos empobrecidos vulnerables y desfavorecidos, que les confiere la legitimidad de acción y de organización, basado en sus usos y costumbres.»

Con esto lo que estamos haciendo es colisionar la legalidad y la legitimidad «con el objetivo de alcanzar el pleno ejercicio del derecho a un patrón de vida adecuado». Siendo este, un sistema cada vez más injusto y más inhumano, tratar de lograr el patrón de vida adecuado de todas las fracciones sociales, se parece bastante a una utopía. Por eso decimos, cuando un concepto ha llegado a su extremo de ser banalizado, vulgarizado, más vale lo abandonamos y tratamos de construir nociones que nos permitan en todo caso trabajar por superar este sistema capitalista, inhumano e injusto, y trabajar por las condiciones de vida de los más desfavorecidos.

Ese fluido de Lefebvre, que recorre toda su obra, que recupera la programática de Marx, con los conceptos de alienación, de praxis y de totalidad. Por lo tanto la centralidad, a que él llega para acuñar la noción de derecho a la ciudad, tiene que ver con la producción del hombre con mayúscula, que es la producción del hombre libre, del hombre desalienado, del hombre desajenado, y dice él, «cuyo fundamento requiere conocer cómo se articular la tríada de los tres momentos, la tríada de los momentos de la producción del espacio». Dice Lefebvre: «no se puede hablar del derecho a la ciudad sin conocer perfectamente cómo se articulan esos tres momentos de la producción del espacio».

Para Lefebvre, las dos alienaciones más fuertes, digamos, que niegan y que nos niegan esta posibilidad de producirnos como hombres libres, desalienados, desajenados, son justamente la propiedad privada y la conciencia privada sobre la vida pública.

Lo más importante que uno puede reconocer en el libro «El Derecho a la Ciudad», es el método lefebvriano. El método lefebvriano que él está planteando en ese libro “Derecho a la Ciudad”, y donde él nos dice claramente que los análisis sobre lo urbano y lo rural, no pueden hacerse ya con los métodos tradicionales, sino que hay que apelar a un nuevo instrumento de análisis que es de lo que él habla, viene bien para los arquitectos porque es como hacer dos cortes, un corte en horizontal y uno en vertical, dice él donde uno se mete en una triada de análisis de descripción analítico regresivo e histórico genético de los procesos observando las distintas capas del espacio y tiempo. Y entonces él dice: “el método que estamos aplicando es la transducción”. La transducción es la construcción de un objeto posible, que “mire el presente, pero pregunte al pasado y proyecte al futuro”, ese es el objeto posible.

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