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Laboratorio de género y urbanismo. Iniciativas por el derecho a la ciudad

El presente artículo expone resultados de un espacio de experimentación universitaria sobre género y urbanismo. La estrategia asume la función social de la universidad desde la vinculación de investigación, docencia y extensión. Se enmarca en proyectos en curso en el Observatorio de Fenómenos Urbanos y Territoriales (FAU – UNT) sobre los desafíos de la Nueva Agenda Urbana para Tucumán con desarrollos socio-técnicos y procesos de participación en gestión pública (1).

Esta propuesta pedagógica se plantea a partir de una trayectoria de trabajo sobre género y hábitat (2) y en el marco de una estrategia colectiva en un ámbito académico de la disciplina urbanismo. Asume el marco de la planificación estratégica situacional (Matus, 1995) en el que las actividades parten de situaciones problemáticas y en tanto los ejes de trabajo buscan implicar y relacionar a lxs sujetxs que aprenden, al contexto histórico social y a quien o quienes enseñan. Propone partir de situaciones reales, delimitadas a partir del trabajo con estudiantes (contenidos subjetivos), para abordar categorías conceptuales y propuestas desde la disciplina (contenidos objetivos). Se apela al paradigma interpretativo, entendiendo que no hay verdades determinadas, sino conocimiento históricamente construido. Se privilegia así el pensar, el sujeto, así como su presente y su cotidianeidad (Durán, 2008).

La mayor parte de lo que se ha escrito sobre las ciudades, se ha hecho prescindiendo del análisis del sujeto que producía el conocimiento, dándose por sentado que éste era un sujeto cognoscente universal, transparente y puro, señala María Ángeles Durán (2008). En tanto es más fácil rastrear la huella (jurídica, artística, organizativa, arquitectónica) de las presencias que de las ausencias: ¿Cómo detectar las no-presencias, las negaciones, los olvidos planificados y no casuales? ¿Qué ejercicios pedagógicos y de investigación nos puede llevar a ello? Asumimos el desafío de estos interrogantes en el marco de la propuesta que se describe. Según Durán (2008) es bastante fácil acumular páginas sobre la ciudad o la casa a partir de lo que otros, mucho más ilustres, ya han visto y medido, acumulándolo al conjunto de conocimientos admitidos. Pero en ese conocimiento acumulado han tenido hasta ahora poca cabida las mujeres o quienes se apartan del canon. Ante la pregunta sobre si se puede confiar en que la representación intelectual de los “otrxs” haya sido fidedigna en épocas anteriores, emerge cada vez más evidente la parcialidad de lo que nos ha llegado como si fuese el “todo”. Por eso en esta propuesta se valora especialmente la experiencia personal, la aproximación fenomenológica frente a las mediciones externas. Aproximación que, por otra parte, ha sido una apuesta en el marco de las asignaturas regulares impartidas por el espacio en especial desde el año 2013 conducida y conformada por docentes mujeres (3).

El campo del ejercicio profesional de la arquitectura ha sido tradicionalmente masculino (Arias, Marciani, Moisset, 2018). A pesar de la mayor incidencia reciente y creciente de profesionales mujeres en distintos ámbitos, ello no ha estado exento de contradicciones y tensiones. La pregunta que situaba ya a fines de siglo sobre la importancia del estudio de cómo se elaboran las construcciones resultantes desde el espacio o en relación a este y el modo en que inciden directa o indirectamente en el diseño y mantenimiento de las relaciones de género (Hayden, 1976 en Falú, 2016), sigue siendo una pregunta desafiante.

La efectiva incorporación de enfoques emergentes en las agendas urbanas y metropolitanas así como en la formación profesional en el ámbito de competencia, es compleja y supone la producción de información sustantiva, la sensibilización, formación continua de nuevos recursos humanos y el desarrollo de iniciativas y estrategias de articulación (Casares, 2016). Presentaremos a continuación algunos aspectos teórico- metodológicos que sustentan la propuesta del Laboratorio de Género y Urbanismo (4).

Puntos de partida y aspectos metodológicos

El Derecho a la ciudad como paradigma urbano emergente, cuestiona el actual modelo de urbanización y propone un conjunto de principios para orientar la transformación del uso, la ocupación, la gestión y la producción de las ciudades, entendidas como un bien común (Cuenya, 2016; Falú, 2014, Casares, 2016). Borja afirma que la ciudad futura dependerá de cómo se confronten las dinámicas negativas y positivas que están implícitas en el desarrollo urbano, siendo los actores de las políticas públicas y la fuerza de las demandas ciudadanas lo que incide de modo determinante en el resultado de esa confrontación. Asumimos que los sujetos de la transformación urbana no son sólo los movimientos urbanos sino también el estado. Este concepto incluye un conjunto de derechos urbanos, es decir, derechos a disponer de los elementos básicos para la vida en el entorno urbano (vivienda, espacio público, equipamiento, centralidad, movilidad, integración al tejido urbano). Pero también derechos de naturaleza cultural, socioeconómica y política que hacen reales los anteriores: conocimiento de la lengua y cultura del lugar, empleo, salario mínimo o salario ciudadano, igualdad político-jurídica, etc. Así definido, el derecho a la ciudad es para Borja un concepto analítico que permite evaluar la evolución de las políticas urbanas. Pero es también un concepto político para promover políticas alternativas. ¿Cómo surgen y en qué consisten estas alternativas? Adherimos al planteo sobre que las propuestas no saldrán de un laboratorio de investigación ni de una asamblea vecinal. Pero sí a través de un proceso de movilización social y de reflexión intelectual. Nos plantea el desafío de contribuir a entender lo ocurrido: las dinámicas, los mecanismos, los actores, sus efectos en territorios y poblaciones; con programas de investigación crítica que contribuyan a develar los procesos en marcha así como los efectos perversos de las dinámicas del crecimiento actual. Ello implica analizar y acompañar también el comportamiento de los actores y las reacciones o movimientos sociales que suscitan y reclaman la construcción de nuevos paradigmas interpretativos para este cambio de época.

El género se sitúa como categoría analítica útil para evidenciar desigualdades. Ello, desde su definición como construcción social, histórica, cultural, simbólica y forma en que la sociedad organiza las relaciones de poder. Como tal, permite visibilizar las diferencias entre mujeres y varones, no desde un punto de vista binario, sino porque explicitar las desigualdades y la subordinación de las mujeres en relación a los varones, también permite visibilizar a otros colectivos omitidos, LGBTIQ+, en interseccionalidad con otras categorías (Falú, 2019). El género como herramienta política permite, a la vez, comprender la construcción de las identidades, los marcos de los procesos sociales donde estas desigualdades e injusticias territoriales y espaciales se construyen y en tal sentido, cuestiona la preeminencia de unos sobre otras. El Urbanismo Feminista (Falú, 2016) a su vez, pone la vida de las personas en el centro de las decisiones urbanas teniendo en cuenta la diversidad de género en relación a variables como la edad, la clase social, etc., y en tanto éstas se traducen en privilegios u opresiones en la ciudad y en los espacios de la vida cotidiana.

La experiencia que se expone, articula entonces diferentes enfoques metodológicos basados en sustantivos antecedentes en la región, en torno a los objetivos de investigación / acción desarrollados en el marco de proyectos acreditados. Se enmarca además a partir de estudios casuísticos, en particular sobre el sistema metropolitano de Tucumán (SiMeT) (Casares, 2016) desde la perspectiva del derecho a la ciudad y pone en debate cuestiones como la persistencia de desigualdades, la exclusión social y segregación espacial de la ciudad del SXXI. Profundiza sobre las políticas públicas de hábitat desde enfoques emergentes, en el marco de los consensos globales y locales en torno a los derechos, contenidos en la Nueva Agenda Urbana -NAU- y en las metas de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ONU, 2016), lo que demanda nuevos marcos conceptuales, analíticos e interpretativos. La línea de investigación contribuye entonces con nuevos marcos de conocimiento a la política urbana y metropolitana con énfasis en la inclusión social y de género.

Metodológicamente implica la construcción de información sustantiva a partir de producción, seguimiento y registro de información territorial en diferentes escalas, encuestas ad hoc, seguimiento de fuentes secundarias, observación participante y procesos de participación en gestión pública a partir de articulaciones interinstitucionales con organismos gubernamentales y no gubernamentales. Ello permite la construcción de nuevas preguntas, el ensayo de nuevas respuestas en relación al desarrollo de más experiencias.

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