Breve recorrido histórico
Para contextualizar a la investigación en arquitectura necesitamos entender cómo se fue consolidando a través del tiempo su concepción científica. Durante el siglo XVIII la ciencia, en especial la botánica, la zoología y la química estaban dedicadas organizar sus clasificaciones y la razón invade todos los ámbitos. El campo de la teoría de las artes (en el que estaba incluida la arquitectura) no es ajeno a estas inquietudes. Como señala Barasch (1994) “el paralelismo entre las artes y las ciencias es una de las tesis fundamentales del clasicismo francés”. Un notable ejemplo de estas búsquedas fue el del Balance des peintres elaborado por Roger de Piles (1708) que realiza una clasificación de los artistas más relevantes hasta el momento definiendo cuatro propiedades (composición, línea, color y expresión de las emociones) que se evalúan por separado recibiendo una puntuación del 0 al 20 intentando sentar bases objetivas a la crítica.
El predominio de la razón lleva a que en el campo del arte surjan preguntas relacionadas al carácter científico. Por ejemplo John Constable en una conferencia dice: “La pintura es una ciencia, y a ella se debe aspirar como a una búsqueda de las leyes de la naturaleza. ¿Por qué, entonces, no se puede considerar la pintura de paisaje como una rama de la filosofía natural, de la que los cuadros no son sino experimentos?”
La teoría de la arquitectura también está detrás de la sistematización para poder ser transmitida y se compila en tratados:
Estos escritos han sido utilizados por la crítica de arte, por la Historia del Arte y por la Estética como fuente (insumos) para la investigación y el análisis histórico o filosófico del arte. Sin embargo, ninguno de estos escritos es considerado en sí mismo como histórico o filosófico. Son escritos hechos por artistas, no por filósofos o historiadores, en tal sentido no están posicionados en disciplina o ciencia alguna. (…) Actualmente es posible considerarlos como resultados de investigaciones artísticas, es decir, de investigaciones realizadas por artistas que han reflexionado sobre el arte, sin abandonar su condición de artistas. (VICENTE, 2006)
En el siglo XIX las universidades se organizan básicamente en dos modelos: el francés con fuerte presencia del estado y el alemán basado en ideas de libre albedrío e investigación en laboratorios. Rüegg (2004) afirma que el sistema alemán es el responsable del desarrollo de la moderna universidad de investigación que se centra en la idea de la “libertad de investigación científica, de enseñanza y de estudio”. Los estudiantes podían llevar a cabo sus investigaciones en seminarios o laboratorios donde los resultados son tesis doctorales en vez del tipo de investigación realizada por particulares y académicos individuales que se hacía en Gran Bretaña y Francia. Una de las innovaciones de la universidad alemana es la modalidad de seminarios que une docencia a investigación de manera complementaria y sustituir al concepto de cátedra.
Este modelo es el elegido, dentro de nuestra disciplina, por la Bauhaus y continuado por la Hfg ulm y conlleva a la reflexión del diseño como ciencia y la comprensión de los procesos que se llevan a cabo para arribar desde el problema hacia la solución. Desde las preguntas iniciales se comienza a desarrollar una teoría al principio vinculada a otras disciplinas pero que arriba a metodologías específicas. Las líneas de investigación se han ido emancipando de las basadas en las ciencias sociales y las ingenierías proponiendo nuevas miradas. Interesa indagar qué en estas experiencias nos sirve para construir una teoría de la producción del conocimiento en el área que la arquitectura y el diseño.
Durante el siglo XX los arquitectos comienzan a pensar cómo dar respuestas para este nuevo contexto. Por ejemplo Yona Friedman (1975 (1971)) en su libro Hacia una arquitectura científica considera que los temas de la arquitectura han cambiado y ello implica la revisión de métodos como lo hacen “en física, en matemáticas, en biología, y lo que sucede actualmente en las ciencias del comportamiento, incluidos la arquitectura y el urbanismo”. Existía la esperanza de poder sistematizar con la computadora todos los elementos del proyecto y producir las combinaciones que dieran respuesta a las necesidades de los habitantes. Dice Friedman: “Desde 1957 trabajo sobre una teoría que permita emancipar al habitante del avasallamiento del arquitecto, investigando al mismo tiempo de qué manera puede ser útil el arquitecto al habitante.”
La aplicación de metodologías de otras ciencias no resultaba operativa en la práctica del proyecto. Era claro que el contexto había cambiado enormemente después de la segunda guerra. Además de las disciplinas tradicionales, la guerra y la posguerra habían aportado otras de origen militar como la operación de investigaciones, la automatización y la computación. La aplicación en la industria de estos nuevos enfoques hacía necesaria la revisión de los planes de estudios de las escuelas. Otra circunstancia fue la democratización de la arquitectura, es decir, la responsabilidad de la profesión de resolver la cuestión de la vivienda masiva y dejar de lado el modelo del arquitecto que tiene una relación unívoca con el cliente. La psicología, la sociología, la teoría de sistemas eran herramientas que se consideraban apropiadas. La creación de métodos de diseño era fundamental para poder tomar decisiones de una escala que no habían existido en la historia de la profesión.
Las discusiones sobre la sistematización fueron frecuentes y durante los años 60 los especialistas se comienzan a reunir en congresos para debatir sobre los procesos y métodos de diseño. El progreso de estas ideas presenta un desarrollo lineal unitario, sino que está caracterizado por fracturas no siempre previsibles.
Entre los teóricos que más aportaron a las reflexiones iniciales se encuentran John Christopher Jones, Christopher Alexander, Bruce Archer y Herbert Simon. Alexander (1973 (1964)) dice “Los científicos tratan de identificar los componentes de las estructuras existentes, los diseñadores tratan de dar forma a los componentes de nuevas estructuras.”