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Instrumentos de re-urbanización con perspectiva de género

ALGUNOS INSTRUMENTOS DE TRANSFORMACIÓN URBANA CON PERSPECTIVA DE GÉNERO

La descripción anterior sobre las características de les actores participantes nos revela que las capacidades del género femenino están estrechamente vinculadas con el territorio, con el proceso de transformación y las acciones de les actores que participan en el mismo. En esa línea, la investigación de referencia nos había arrojado que el género femenino había proyectado y dirigido en el proceso de transformación urbana la instrumentación de algunas acciones que ameritan ser restituidas en este documento. Alguno de los instrumentos que ameritan ser destacados a la luz a de la perspectiva de género son: a- Censo Barrial, b- Registro de Demanda, c- Inmobiliaria Social, d- Código de convivencia.

a- Censo barrial.

Entre los instrumentos ideados para realizar el relevamiento y registro de las características habitacionales de la población de Monte y Matadero, se pueden identificar el armado de talleres de capacitación y la confección conjunta de las planillas censales. El censo se viabiliza por la articulación de les pobladores con les técnicos del CeDHEM y con les pasantes de Trabajo Social, quienes estuvieron al frente del armado de los talleres para la elaboración de la planilla. Esto permitió a les habitantes tomar conocimiento de las características espaciales en las que se encontraba el barrio, sus edificaciones, el estado de las calles, redes de servicios y disposición de los residuos. También posibilitó comenzar a conversar sobre el proyecto, les destinataries y la necesidad de unirse para conseguir las transformaciones necesarias. Entre las tácticas acordadas, se propusieron recorridas, casa por casa, para promover la participación de les vecines.

El censo fue una herramienta de negociación. Les residentes del barrio entendieron que, a través de él, podrían conocer mejor a sus vecines y organizarse. Asimismo, se convirtió en un importante instrumento de planificación ya que arrojaba no solo las condiciones materiales del hábitat, sino que además daba cuenta de las condiciones de la comunidad para formar parte de la planificación de la política. En una de las entrevistas realizadas, una de las referentes barriales del Matadero afirma: “Sí, hicimos un censo nosotros”. Betti, Referenta del Matadero (Mayo, 2016). (12) En esta afirmación se condensa el sentido de apropiación que tuvo la herramienta. Es de particular interés destacar que les actores participantes fueron en su mayoría mujeres y se pusieron a disposición los espacios barriales que habitualmente utilizaban para el desarrollo de actividades vinculadas al cuidado y actividades reproductivas, tales como la salud, alimentación y enseñanza. (Imagen 06)

Imagen 06. Cuadernillo del censo social

b- Registro de Demanda

Entre los instrumentos utilizados para la adjudicación de las viviendas, se contó con el registro de demanda y un emergente del trabajo que fue el código de convivencia. Para la configuración de este instrumento, les miembres de la mesa de gestión y también les vecines autoconvocados coordinaron los acuerdos con la Dirección de Vivienda “Municipio de Quilmes”. Contrariamente con lo que sucede con los registros formales de propiedad, entre las 441 familias del Sector del Monte, que registran tenencia, 255 están a nombre de mujeres, representando poco más del 50%.

El registro de demanda se convirtió en el documento oficial de certificación del domicilio. A esto se sumaba un mecanismo de definición, según un criterio de antigüedad que habían aportado les vecines en las reuniones de la mesa de gestión, que incorporaba la fecha de llegada al barrio, cantidad de integrantes de la familia, situación conyugal y documento de identidad.

Para instrumentar el registro de demanda se tuvieron que modificar los mecanismos de implementación ya institucionalizados, dado que las características particulares del territorio no eran compatibles con los manuales que traía la normativa de aplicación. La discusión, junto con el registro de demanda logró, al menos, integrar los conocimientos de quienes se hallaban más involucrados con el proceso.

“Había de todo en esas reuniones, surgía el tema de las inundaciones, de los zanjones sucios, de la luz, bueno, quiénes van a ir a vivir ahí, cuáles son los criterios, criterios que en los manuales te dicen, tienen que ser familias constituidas, vivir en el distrito… pero cuando vas al barrio, pasa a otra cosa. ¿Qué te decían les manuales en ese momento? Que la familia tenía que tener menores. Pero ¿qué pasaba, y nos ha sucedido, cuando tenías una pareja o un hombre solo de 60 años que estaba viviendo en una situación crítica y que necesitaba una vivienda? ¿La dejamos afuera? ¿Qué haces en ese caso? El Estado parece que deja de lado esa gente. Según los manuales, no había que darle casa porque estaba solo y era una persona adulta, ¿pero lo podes dejar solo en una situación muy crítica?”. Técnico Municipal. Municipio de Quilmes (Diciembre, 2015).

Fue así que en mesas de trabajo con vecinas y vecinos del barrio se fueron estableciendo criterios que priorizaban a las familias con hijes menores o con algún integrante del grupo con problemas de discapacidad. Este trabajo con la comunidad fue incorporando algunas modificaciones que se resolvieron con el consenso de les integrantes de la manzana para que los desplazamientos que se sucedían tanto de quienes consiguieron las viviendas como de quienes vieron que no tendrían respuesta en el mediano plazo permitiera mantener los lazos sociales y los recursos territoriales ya capitalizados por les pobladores.

c- Inmobiliaria social

La necesidad de avanzar con las obras y cumplir con los acuerdos establecidos dio lugar a la creación de un instrumento para abordar las prioridades establecidas por la comunidad en el registro de demanda. Así se ideó lo que llamaron “inmobiliaria, social” un instrumento de “canje” o intercambio de viviendas al interior del barrio. Les actores que participaron en la instrumentación de la inmobiliaria social fueron: les delegades por manzana del Programa de Urbanización, vecines autoconvocades, les técnicos y coordinadores de la Dirección de Vivienda. Estos últimos tuvieron un papel de veedores, siendo el protagonista principal les vecines. (Imagen 07 y 08)

Imágenes 07 y 08. Planos y maquetas que se utilizaban en las reuniones como documentación para construir los acuerdos en el proceso de urbanización.

El mecanismo para ejecutar este instrumento fue la designación de delegades por manzanas, quienes tenían el listado de demandantes de vivienda que estaban en condiciones de intercambiar la suya. Estes delegades se ocupaban de coordinar las visitas y mostrar las casas de les vecines que estaban dispuestes a cambiarse a las construcciones nuevas, mientras el municipio hacía de veedor y daba fe del intercambio. Estas acciones permitieron la organización de la oferta y la demanda de viviendas dentro del barrio y la realización de obras de mejoramientos en las residencias particulares.

“Ah, bueno, entonces otra solución, otra solución que podíamos emplear para esta gente que vivía sola o que, por ahí, vivían una pareja de abuelos era trasladarles. ¿En qué consistía el traslado? En que esa pareja que no cumplía con los requisitos que habíamos exigido con el barrio se pueda trasladar a otra casa que ellos elegían y que esa familia elegida venía a vivir a una de las casas nuevas. Pero esa familia elegida tenía que cumplir ciertos requisitos, lo que le pedíamos a la familia que iba a ser elegida para ir a vivir a esa vivienda, para hacer el cambio, que tengan chicos, (…) mirar las prioridades. Si había un chico discapacitado, bueno, también ver esa necesidad, que sea una familia con antigüedad en el barrio. Entonces si yo que vivo solo tengo que hacer un cambio, porque estoy solo, bueno, busco una familia ahí y busco algo mejor, más cerca de la avenida, lo busco yo, nosotros invitábamos. Después firmábamos un documento donde se hacía ese cambio”. Técnico Municipal, Dirección de Vivienda (Diciembre, 2015).

Es decir, que la inmobiliaria social favoreció la movilidad dentro del barrio y permitió la continuidad de las obras destrabando los conflictos que surgían como producto de la heterogeneidad que aparecía en los asentamientos. Existía un listado por sector con un responsable que acompañaba a les interesades en el canje. Este instrumento consistía en un registro donde se inscribían todos les vecines del barrio que tuvieran más de 10 años de antigüedad y quisieran canjear su casa. Se postulaban para ello en distintos sectores del barrio y la única condición era que el propietario estuviera en el registro. Les vecines elegían una de las casas de la lista, generaban un acuerdo y el municipio daba fe a la situación de canje, firmándose un documento donde se registraba dicho cambio.

“Estas dos familias que reconocen que no cumplen con el criterio de antigüedad, nosotros les proponemos un listado de gente del barrio que sí cumple con el criterio de antigüedad y les decimos que vayan a visitar las casas que elles tienen y que elijan cada cual su casa. Entonces, le vecine que vive fuera del lugar de esponjamiento, el que sí cumple con el criterio de antigüedad, va a la vivienda nueva y el que vive en el sector de esponjamiento va a la vivienda que deja ese vecine. Entonces esos criterios generan toda una movilidad social al interior del barrio”. Director de Vivienda. Municipio de Quilmes (Diciembre, 2015).

d- Código de convivencia

Trabajaron en la configuración de este instrumento, les vecines autoconvocades por la problemática que se hacía visible con la apertura de espacios libres y pasajes más amplios. También participaron les técnicos y coordinadores de la Dirección de Vivienda que acompañaron la iniciativa barrial. La consecuencia espacial fue la demolición de algunas construcciones que oficiaban de cocinas de paco y, por ello, hubo gente que se fue del barrio por estar muy comprometida con la comercialización de estos productos.

“Entonces aparecieron madres que tienen hijos con adicción y generaron un código de conducta. Yo cuando fui, digo: “¿Cómo un código de conducta?” Las madres de alguna forma se encargaron, como viven en el barrio, de identificar a todos los kioscos y a todos los que vendían droga y generaron un código: si no abandonan su actitud, no pueden ser beneficiarios de vivienda y van a ser expulsados del barrio. Con esta fortaleza de la que te digo, con estas palabras que te digo. Por consecuencia, se empezaron a ir familias enteras, porque estaban muy comprometidas”. Director de vivienda. Municipio de Quilmes (Diciembre, 2015).

Se trataba de un instrumento que buscaba establecer algún parámetro de convivencia que elevara los valores sociales con los que venían desarrollando sus vidas. Específicamente se enfocaba en sancionar a quienes comercializaban drogas intimándoles a cambiar de actitud o renunciar al beneficio de acceder a una vivienda.

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