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Arquitectura, urbanismo y compromiso social

La segregación socio-espacial de la cual la informalidad es una de sus consecuencias, implica una batalla social incesante en la cual el Estado interviene normalmente en nombre del «orden» y del «progreso», buscando reconfigurar las fronteras entre las áreas formales y las informales, pero siempre desde el punto de vista de los intereses de las elites económicas y políticas en la perspectiva de garantizar (tarea imposible) el control social. Por esta razón, los proyectos de estructuración socio-espacial deben ser concebidos como instrumentos de mediación en esa batalla, y funcionar para permitir una tregua en la cual la discusión del interés general de la ciudad encuentre un punto de confluencia con las situaciones locales, respondiendo a las mayores urgencias en cada caso específico.

El análisis de la estructura de cada lugar, manteniendo un dialogo con los habitantes, es por eso la base para la toma de decisiones que implican una consideración cuidadosa de la relación territorio productivo-capital social y la detección de potenciales, interceptados con los factores geo-bio-ambientales, buscando la resubjetivización del lugar. Análisis y escuchas que deben ser hechas con extrema sensibilidad a las condiciones existentes, cuando se maneja la evaluación de la relación costo-beneficios.

Es de equilibrios siempre inestables, de situaciones en proceso permanente de reconfiguración que se trata, razón por la cual las formas de abordaje y los conceptos para pensar las intervenciones demandan siempre una previa “ecología mental”. Esto es, la revisión de las nociones que fundamentan el abordaje de los problemas, tales como los conceptos de “desarrollo”, “modernización” y “mercado”. Todas ellas muy cargadas de connotaciones ideológicas y por lo tanto exigiendo su análisis crítico previo. Así, no es tanto de lo nuevo de lo que se necesita, sino más bien de agregar valor a lo existente, de transformarlo potencializándolo. De rearticular las centralidades reconfigurando las conectividades, materiales e inmateriales, reales y simbólicas.

En las fronteras difusas entre trabajo, precaria presencia del poder público, estratagemas de sobrevivencia y actividades en la frontera entre lo licito y lo delictivo, es que se puede tratar de entender algo de las practicas de configuración del espacio urbano contemporáneo, en su dinámica entre flujos y lugares, capaz de ofrecer elementos para auxiliar una praxis de los sujetos colectivos en dirección a un reposicionamiento de la periferia en el contexto de la ciudad.

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