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Arquitectura, urbanismo y compromiso social

Así, generar a través de los proyectos calidad de vida, condiciones de bienestar y transformar de manera sostenible el medio ambiente son desafíos que  demandan una actitud muy atenta y generosa visión al pensar en lo social.

En el campo del urbanismo contemporáneo uno de los fenómenos que viene adquiriendo cada vez más relevancia como síntoma de desajuste de la estructura socio-espacial, es la existencia de una gran división de lo que se manifiesta como la dicotomía entre la ciudad planeada y la no planeada. El contraste entre lo que obedece a ciertas reglas conocidas de organización y orden de las actividades y disposición de las edificaciones y los vacíos, y aquello para lo cual no se  tienen parámetros de los cuales se puedan derivar instrumentos para poder operar con sus particulares variables.

Unaaproximación a la problemática de lo informal y lo temporario en el campo del urbanismo, especialmente en el contexto de las grandes metrópolis contemporáneas, exige realizar algunas consideraciones previas.
 
Como se sabe, lo informal es un fenómeno de múltiples dimensiones y por eso su abordaje exige considerar simultáneamente aspectos económicos, políticos, culturales y urbanísticos, como campos interrelacionados que se interceptan con las cuestiones del sujeto contemporáneo. Sujeto este, tensionado y asediado por los condicionamientos del consumo, la información y valores contradictorios, puestos de manifiesto a través de las diferentes lógicas que se expresan confusamente en la lucha del día a día por la sobrevivencia y el derecho a existir.

Desde nuestra perspectiva disciplinaria, como arquitectos-urbanistas, lo que nos interesa especialmente es el aspecto vital de lo informal. Aquello que se manifiesta como una enorme energía de interacción social, a pesar del desorden visual y funcional producto de sucesivas crisis económicas, corrupción gubernamental y falta de políticas públicas para encauzar los acontecimientos.

Es a partir de las décadas de 60 y 70 que crecen la mayoría de las hoy megafavelas en el mundo y la década del 80 puede ser considerada como el momento en que la era post industrial se intercepta con la precariedad, estimulando el hiperconsumo, produciendo un enorme excedente de desocupados que contribuye para el aumento descontrolado de las gigantescas manchas que configuran las periferias de los grandes centros urbanos.

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