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Aproximaciones a la teoría y práctica del proyecto inclusivo.

2b. El proceso proyectual

Entender el proyecto como objeto o producto en sí mismo, lleva a ver al problema de la re urbanización como técnico-formal, estático, unicausal, parcial y sectorial (Enet, 2007), cuyo objetivo final es entonces dar una respuesta únicamente objetual y cerrada. En el proceso de Los Pinos, en cambio, nos propusimos intentar un abordaje de la problemática asumiendo la cuestión de re urbanización desde lo simple a lo complejo7, en un camino de construcción del conocimiento basado en la realidad. Nos transformamos en gestores de un proceso participativo de detección de necesidades, producción de programas, conocimiento del territorio y propuestas, de manera no lineal, abierta, flexible y de creciente complejidad.

El rol de los profesionales en el proceso proyectual inclusivo es protagónico y determinante. Esto no es contradictorio con la idea de la participación, ni con la democracia en el proceso de diseño o gestión del proyecto. Se acepta que cualquier proceso de re urbanización requiere la participación de los pobladores, sin embargo, el sentido que adquiere la participación, difiere de acuerdo al posicionamiento ideológico de los actores intervinientes. La relación entre el llamado conocimiento académico y el popular, debe encontrar instancias democráticas en el camino de una síntesis superadora. Esto no implica algo así como una mimesis de roles, ni la subordinación de los profesionales a los criterios de los pobladores, sino el trabajo conjunto para la construcción de un conocimiento cercano a la realidad que permita diversas formas de acción y de toma de decisiones, para los diferentes actores (presentaciones judiciales, movilizaciones, etc.), y que en el caso de los profesionales del hábitat, se materializa en el proyecto urbano. (Marzioni, 2012).

El programa social

Toda construcción nace por una necesidad social, la cual trae aparejada una manera conveniente de actuar (Bidinost 2001), y otorga un valor de uso a lo producido. Conocer e interpretar esa necesidad son tareas del proceso proyectual, en el cual es determinante la participación de la población en el camino de discernir de manera crítica el origen de las necesidades, los condicionantes de su satisfacción y el valor social de las prácticas. (Freire, 1977) (Pelli, 2007).

El Programa Social, es la determinación de qué actividades son necesarias y el modo en que deben realizarse. Implican una definición ideológica en tanto se refieren a formas de actuar y relacionarse que serán estimuladas desde el espacio a proyectar y que podrán, o no, contribuir al ejercicio de la libertad del hombre (Bidinost, 2001).

Reunirse de modo democrático, estableciendo relaciones de pares (no jerárquicas), en forma libre, abierta a todos, precisará de cualidades espaciales que lo posibiliten y estimulen: Espacios abiertos, accesibles, flexibles y apropiables.

La producción del Programa Social, en el caso de la re urbanización de villas, es una tarea colectiva que adquiere algunas particularidades. En el caso del Barrio Los Pinos, se realizaron Talleres que permitieron discutir las bases del programa, del cual extraemos algunas reflexiones.

Intervenimos sobre un espacio construido, en el cual se desarrollan actividades de modo habitual, a pesar de las carencias. Necesitamos realizar un análisis crítico que problematice lo que ha sido naturalizado por la carencia de espacios cuantitativa y cualitativamente adecuados, de modo que posibilite el debate sobre el qué hacer y el cómo hacer.

La actividad trabajar, por ejemplo, se da de modo insalubre, en yuxtaposición con otras actividades (juego, comida, etc.). Se realiza en muchas ocasiones en el interior de las viviendas, en espacios insuficientes, sin ventilación e iluminación adecuada y con instalaciones deficientes. La necesidad de espacios para el trabajo, es algo que puede haber sido manifestado por los pobladores, pero plantear el modo en que debe realizarse implica poner en discusión estas prácticas, indagar en sus motivaciones y proponer nuevas.

Otra cuestión particular en la formulación del programa social es la tensión entro lo individual y lo colectivo. En esta instancia partimos de las necesidades, problemas y deseos formulados en muchos casos individualmente, hacia la búsqueda de aquellos comunes, que nos permitan comprender desde sus causas o motivaciones inmediatas, aquellas otras causas, de carácter estructural, para lograr así la formulación de estrategias comunes orientadas hacia la construcción colectiva. Se trata de un proceso de contextualización de las necesidades, vinculando la realidad del barrio con la de la ciudad, y con el proceso histórico en el que se inscriben.

Una tercera cuestión se refiere a la multiescalaridad que supone el proyecto de re urbanización: Vivienda – Barrio – Ciudad. Se manifiesta en la producción del programa, bajo la inclusión de actividades de escala urbana (transportarse, acceder a bienes y servicios urbanos), las cuáles, contextualizadas en la comprensión de las desigualdades en torno al acceso a la ciudad, permiten determinar múltiples líneas de acción, algunas sujetas al recorte territorial concreto de intervención, otras traspasando esta escala, no solo en términos territoriales sino también en relación a la organización político-social requeridas para llevarlas a delante. En el caso de Los Pinos en forma de demanda ante el Estado.

Finalmente, el Programa Social, constituye una base de acuerdo sobre la cual continuar avanzando en el proceso, pasible de ser reelaborado, ampliado y modificado durante cualquier etapa.

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